AMPPARITO
En Circular 2020, Ampparito ha desarrollado un proyecto de varias intervenciones que giran en torno al camuflaje, como analogía de la diversidad del barrio de San Cristóbal, y a la exhibición de la intimidad mediante la ropa tendida.
En una primera intervención, se partió de un árbol, derribado por un vendaval y provisto inicialmente de su camuflaje natural, la corteza. Ésta fue totalmente retirada para posteriormente camuflar el resto del árbol con el llamado “camuflaje urbano”, compuesto por el hormigón, los ladrillos y la variedad de personas como elementos integrados dentro del mismo paisaje.
Así, un árbol con un camuflaje natural fue a su vez camuflado bajo los parámetros de su entorno, consiguiendo el efecto contrario: más que en un objeto camuflado, se convierte en una baliza que señala la necesidad de retirar este árbol del solar en el que se encontraba.
El camuflaje urbano es una analogía de la variedad multicultural del barrio: cada una de las manchas, totalmente diferentes unas de otras, representa el individualismo, que sólo cobra sentido en un conjunto, aquello que representa a un barrio, sus habitantes.
La segunda intervención gira en torno a la ropa tendida. En el centro de Madrid está prohibido secar la ropa en los balcones y ventanas que dan a la calle. Como un ejercicio de exhibición de la intimidad, Ampparito lo asoció con la reciente costumbre de poner banderas en los balcones.
La vestimenta-corteza del árbol abandonado en el solar fue retirada y guardada siguiendo los patrones de tamaño y color, como la ropa. No muy lejos, cerca de la estación de tren, se encontraba anclada una valla publicitaria que, por el paso del tiempo, estaba totalmente sin información, convertida así en un gran cuadrado blanco rodeado de árboles. Una valla totalmente desubicada de su entorno natural, exactamente lo mismo que ocurría con el árbol caído.
Ampparito consideró apropiado tender la ropa (la corteza) del árbol aquí, camuflar este elemento urbano con la ropa de un elemento natural presente a escasos metros, y dejar una franja sin cubrir, correspondiente a la silueta del árbol situado inmediatamente detrás. De esta forma, el árbol, tapado por un elemento sin información ni utilidad, cobra presencia mediante la franja blanca, uniéndose ambos en uno.
Siguiendo la línea del camuflaje, Ampparito recogió conos de señalización en un solar abandonado en el polígono industrial cercano, un paraje donde los escombros y la suciedad se mimetizaban en el entorno y que curiosamente, por la propia acción humana, estaban distribuidos en montañas de desperdicios según su tipología.
Además, durante su residencia, el artista barrió algunas hojas del suelo de varios árboles del barrio, cuyo color, al estar desprendidas del árbol, había pasado a ser amarillo, y recogió también algunas hojas de esos mismos árboles cuando todavía estaban en el propio árbol, éstas con vida y de un color verde intenso. Por último, decidió barrer hojas de uno de los distritos con mayor nivel económico de la ciudad, el distrito de Salamanca, algo que le costó mucho hacer, al estar el pavimento limpio y sin hojas gracias a los equipos de limpieza municipales.
Un elemento como el cono, por su forma y color llamativo, que sirve para señalizar, quedaba camuflado así con hojas de diferentes procedencias, quedando descontextualizado de su finalidad y entorno, y favoreciendo, por el propio paso del tiempo, la democratización de los colores, que pasaban de ser intensos a ser puramente marrones, convirtiéndose en conos prácticamente iguales.
AMPPARITO
Ampparito es un creador que trabaja subvirtiendo objetos, significados y realidades para generar nuevas experiencias y situaciones. Usando el desconcierto como herramienta para activar la curiosidad, plantea un nuevo acercamiento a elementos cotidianos que normalmente pasan desapercibidos.
El resultado es una alteración de lo común que activa un amplio abanico de resultados, desde la más absoluta indiferencia hasta la más profunda reflexión, pasando por desorientación o contemplación.
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Ampparito is a creator who works by subverting objects, meanings and realities to generate new experiences and situations. Using confusion as a tool to activate curiosity, he proposes a new approach to everyday elements that normally go unnoticed.
The result is an alteration of the common that activates a wide range of results, from the most absolute indifference to the most profound reflection, passing through disorientation or contemplation.